Una postura que he venido asumiendo últimamente y que no resulta fácil de explicar, pues difícilmente supera las pruebas empíricas, es que las personas que de mejor forma realizan la función docente son aquellas que nunca se propusieron serlo. Pero como decía al principio, probar la teoría no es algo particularmente fácil. Sin embargo, voy a intentarlo, pues hay algunos matices muy particulares que me gustaría abordar. No se trata de afirmar que los licenciados (que es la forma en la que se conoce a los profesionales de la docencia se reconocen en nuestro país, Colombia) sean personas incapaces de enseñar o carentes de una vocación hacia la enseñanza. Eso sería tanto como afirmar que totalmente todos los miembros activos de la policía se unieron a la institución porque no tenían otra opción o porque los subsidios y la temprana edad de retiro resultaban irresistibles. De allí que las condiciones laborales o el desgaste propio de la labor haga que algunos pierdan la fe y encuentren nuevo
Profuturo me pide hacer este blog